Leer “El invencible verano de Liliana” es hacer justicia feminista de forma colectiva, a través de lo más íntimo que alguien puede darnos: sus emociones y pensamientos más profundos, a través del arte de escribir.
Cristina Rivera tiene hoy el Premio Mazatlán de Literatura 2022 por este libro, pero estoy segura que entre más hablemos de él y más lo pasemos de mano en mano, tendrá más.
Y hoy, una mujer joven chiapaneca apasionada de la lectura puede decirles que esta es una de las obras feministas más importantes de México.
Así como lo leen.
Con este preámbulo, abro paso a la reseña.
Cristina escribe sobre el feminicidio de su hermana Liliana. Cristina intenta responder qué pasó, por qué pasó, cómo pasó y si ella, su familia o sus amistades, hubieran podido hacer algo para evitarlo.
Lo más profundo, es que Cristina nos deja entrar a todos estos cuestionamientos que en un principio vivían en su mente e intimidad, hasta el momento que dejó salirlos a la luz y los plasmó en esta obra.
Cristina tiene una forma elegante y evocativa de nombrar las vivencias, te llevará por un paseo por la Ciudad de México y el Estado de México: sus calles, sus restaurantes emblemáticos como El Cardenal.
Yo sentía que caminaba con ella, a su lado, observando sus pasos y su búsqueda de justicia, de respuestas.
“Es fácil amar una ciudad donde todo pasa al mismo tiempo”, coincido contigo Cristina. Cómo no amar la CDMX y sus calles, esas calles que “son entidades vivas”, literal.
Pero el amor por México no nos ciega y también sabemos lo inseguro y violento que es para nosotras, las mujeres, con su acechante acoso, por eso “El invencible verano de Liliana” también es protesta feminista, porque somos “mujeres siempre a punto a de morir. Mujeres muriendo y, sin embargo, vivas”.
Y aunque estamos hartas, como nos reconocemos en las marchas y como nos visualiza Cristina, también tenemos resistencia y esa “paciencia que sólo marcan los siglos”, llevamos en la sangre esa paciencia de las ancestras feministas.
El invencible verano de Liliana también es el transitar de un duelo, de un duelo combinado con rabia e impotencia, pero al mismo tiempo es aceptación, liberación y sanación. Porque muchas veces escribimos para expresarnos, pero también para aliviarnos y confesarnos.
¿Se puede ser feliz mientras se vive en duelo? Se pregunta.
Y se responde, al darse cuenta que “el duelo es el fin de la soledad” pues su hermana siempre estará con ella, los muertos siempre van con nosotras, ven a través de nuestros sentidos “la presencia de los muertos nos acompaña en los minúsculos intersticios de los días”.
El invencible verano de Liliana es también historia feminista, de la mano de la autora irás aprendiendo cuál ha sido el transitar de la tipificación del feminicidio en México, desde aquel 14 de junio de 2012 cuando gracias a la presión feminista de las mujeres, es nombrado como delito en el artículo 325 del Código Penal.
De paso, conocerás la fascinante historia de surgimiento de la UAM, que nace como una respuesta a las exigencias de las y los estudiantes y la población en general, a las represiones del 2 de octubre del 68, presentándose con nuevas sedes educativas públicas, para aceptar a más estudiantes y todo, con un método pedagógico transversal, enseñanza interdisciplinaria y trabajo colectivo.
Antes quería a la UAM, ahora la quiero y admiro más. Espero ir pronto.
Precisamente hay una parte del libro en la que Cristina visita la UAM, no te quiero spoilear pero lo que platicó con las maestras y trabajadoras de la Universidad sobre la conmemoración de supervivencia a la violencia, me puso la piel chinita.
Cuando lo leas, sabrás de qué hablo.
El invencible verano de Liliana es también alerta y protección feminista, pues la autora tiene un repertorio enorme de estudios académicos que demuestran el riesgo de violencia feminicida y cómo podemos protegernos, cómo podemos ver las banderas rojas y huir a tiempo, por ejemplo, cita en múltiples ocasiones un libro que definitivamente está en mis próximas lecturas: No Visible Bruises. What We Don’t Know About Domestic Violence Can Kill Us de Rachel Louise Snyder
Amé cuando dice que el primer amor, son las amigas. Y lo rectifiqué cuando Cristina me hizo recordar las cartas de amor que las adolescentes nos escribimos en la primaria y secundaria.
Esas cartas “eran una manera de avanzar juntas, protegiéndose la una a la otra”.
Hoy creo que esa función, la cumple el WhatsApp. Cuando algo me pasa, agradezco que esa aplicación de loguito verde exista y que lo que está quemando mi corazón, pueda ser leído por mi mejor amiga en cuestión de segundos. Porque su respuesta, es un alivio y curita a cualquier dolor y dificultad del mundo.
Me parecen bellas las cartas que reconstruyó de su hermana, qué bonito escribía Liliana. Me parece hermoso lo que Cristina hizo con los trozos de papeles que leyó y conectó, las entrevistas que realizó.
Me imagino a Cristina, la autora, como la mezcla de una paleontóloga y una artista creando arte con cerámica, reconstruyendo cada pieza, para armar su perfecta obra.
Y precisamente fue en una de esos “papelitos”, donde encontró la frase que dio el título al libro, con una de las frases favoritas de Liliana, que en esa ocasión, utilizó para darle ánimos a una de sus amigas: “En lo más crudo del invierno aprendí que existe en mí un invencible verano. Esto es tu invierno, añadió. Y pasará. No llores por nadie”.
Qué hermosura.
Es también un homenaje a los ritos de la muerte y las despedidas, porque “aunque el cuerpo de alguien ya no esté aquí, su alma sí y nos saluda, nos observa, son sonríe.”
Es un recordatorio de que las flores en los ataúdes tienen un privilegio: acompañarán a nuestros seres queridos por siempre.
El libro y Cristina tienen ahora, su propia definición de un feminicidio: es odio contra la independencia y libertad de las mujeres.
El libro es también un urgente llamado a la no revictimización de las víctimas y sus familias, pues el caer en ello, se siente como una “maquinaria metódica y aplastante”, así la describen Cristina y sus padres, que en un inicio se “fugaron hacía adentro, escondiéndose hasta de sí mismos”
Es además un llamado a la urgente erradicación del amor romántico con todo lo dañino que trae: los celos tóxicos, el control, las violencias psicológicas, patrimoniales e incluso físicas.
El no dejar que supervisen todo y controlen todo, incluso nuestras relaciones. Cuánto soportamos en nombre del amor.
Es también un llamado a nombrar las cosas como son, a dejar de “confundir temor con complicidad e incluso con confianza”. Quienes hemos logrado salir de una relación tóxica, somos sobrevivientes.
Y muchas veces, ni siquiera sabemos cómo comunicar lo que vivimos “por más que revolvía el mundo, no encontraba un lenguaje para nombrar la violencia que la seguía de cerca”.
Porque, se supone que la persona que más te quiere, no tendría porque violentarte en múltiples modalidades, estamos ante un “terrorismo íntimo o de pareja”, como lo nombra en el libro, citando a la autora Snyder.
Estamos también, ante la “camisa de fuerza del machismo normalizado y las aristas más violentas de un sistema patriarcal que hasta hace muy poco pasaba por ser el estado normal de las cosas”
¿Cómo pensar que quien dice amarte tanto, podría asesinarte?
Ya no más. Me amo, las amo y nos amamos tanto que entre todas nos acompañamos para huir de ese terrorismo y caminar a transitar relaciones sanas, igualitarias y recíprocas.
Y si el noviazgo es como dice Cristina, “una manera de disfrazar el afán de posesión de los chavos”, entonces transitemos a un futuro donde apostemos por nosotras mismas, siempre, primero y siempre.
“No apostaba por alguien más después de otra ruptura, sino por ella misma. Ella y el conocimiento. Ella y su futuro”.
Que las mujeres dejemos de morir, en nombre del amor.
El amor es vida. El amor es creación.
Pero desde el patriarcado, el amor es muerte, destrucción, control, atrocidad y violencia.
Pero otros amores son posibles, otra forma de tener los cuerpos pegaditos son posibles.
Y no me voy a cansar hasta que todas lo encontremos, hasta que como dice Cristina, nos escuchen “porque tenemos muchas cosas por decir, hacer, pensar, repensar, recrear: porque nuestro punto de vista es nuevo para una historia que lo ha negado, usurpado, ciento de millones de veces; porque tenemos que decir ¡Ya basta!
Porque todas tenemos “el deseo insensato, tímido, arrebatado por vivir, por vivir y por crear otro vivir, algo más hermoso, algo más justo”.
Hasta que el amor sea nuestro poder y no, nuestro talón de Aquiles.
Porque hermanas, al igual que Cristina, al ir hacia fuera, más allá, creo profunda, honesta y provocativamente que otra vida y otro amor, son posibles.
Por eso hablamos, por eso escribimos.
Gracias por leer, con amor, Yuli Zuarth.
Frases favoritas
“En lo más profundo del invierno aprendí al fin que había en mí un invencible verano” Albert Camus
Al patriarcado lo vamos a tirar
Ante lo inimaginable, no supimos qué hacer
La infancia termina con un beso
Llorar es un acto civilizado
Nosotras somos nuestro propio refugio
Y estaban también, los que querían de más…
Los cambios las forzaban a cuestionar lo que eran, lo que iban a ser
Sé que hay algo más que estas cuatro paredes y este cielo enojosamente azul.
¿Cómo se puede amar tanto sin querer realmente?
¿Amas a los hombres? El hombre es para ti algo demasiado imperfecto. Te mataría el amor de un hombre. ¡No te reúnas con los hombres! Permanece en el bosque. Vete con las bestias, antes que con ellos.
No hay cosa que me guste más que tú y las hojas cuadriculadas
Hasta luego (ojalá luego sea pronto)
Es que tú no sabes amar
Alguien debe parar al amor. Alguien debe delatarlo
El amor es esto, inventar mentiras y creértelas a fondo
Estoy harta de buscar y buscar cariño
De todos modos, te quiero… tardé 2 años en hacerlo, quizá me cueste menos tiempo dejar de hacerlo. Ojalá.
Si yo no te pedí, si yo no mendigué palabras de cariño ¿por qué me las diste?
No sé qué más decir, pero tengo tantas ganas de escribir: escribir lo que pienso, escribir lo que sueño
Sentí la soledad más cerca que nunca, sentí la diferencia que hay entre mi persona y todo el mundo
Si tuviera ilusiones / si existieran razones locuras pasiones / no habría necesidad / de pasarme por horas / bebiendo cantimploras / de esta gris soledad.
Seguía escribiendo porque no había de otra, como lo hacía Liliana
Andamos perras, andamos diablas, con la soledad a cuestas
La manera en que nos prodigó el lujo de su afecto durante tantos años
Los corazones vivos no olvidan a los corazones muertos
Allá va una mujer libre
Era una nerd, sin duda. Una nerd muy simpática y amiguera, si es que algo así puede existir
Cuando Liliana te quería, te quería mucho. Te quería demasiado
Apenas se están conociendo, pero ya han hecho un mundo aparte para ellas dos solas. Un mundo en el que son absolutamente libres. La felicidad es tan real, tan hecha de carne, que se puede roer. Ahí están todavía, sin moverse, maravilladas entre sí, sabiendo que el futuro las aguarda.
Nos hablaba a todos como si viniera de un sitio al que nosotros apenas nos dirigíamos. Y yo añoraba ese sitio que ella dejaba atrás para estar aquí en el mundo con nosotros
Medio filósofa, medio escritora, medio loca: siempre anotando cosas y nos llenaba de recaditos. Se notaba que le gustaba escribir.
Era inteligente y, más que eso, era sagaz.
Así estuvimos mucho tiempo, platicando entre arrumacos y besos. Esa era la definición del paraíso.
Nos volvía locas esa canción (Lucha de Gigantes). Siempre poníamos el acento en la palabra fragilidad. La mía. La de ella. Y luego hablábamos de nuestra fuerza juntas
Pero ése era su dogma: el amor
Darse era darlo todo
Liliana, en cambio, amaba la vida, la calle, el cine, a sus amigos, la arquitectura, a Manolo, a mí, incluso a Ángel. Ese era su súper poder; y ese, también, su talón de Aquiles
Ya no estaba en una terminal ruidosa, llena de gente, en la Ciudad de México, sino en ese otro lugar al que siempre me transportaba cuando aspiraba su aroma.
Su calidez. Su dulzura. Su estar ahí.
Así que me despedí, sintiendo que todo esfuerzo que hacía para estar con ella era inútil
¿Y quién siente la incomodidad o el desvelo cuando tienes veinte años y vas con destino a la belleza y la libertad?
Fue tan fácil sentirlo. De una u otra forma no creo poder olvidar lo feliz que me sentí a tu lado, junto al mar
Me encontré con tanto dentro de los ojos y del corazón, que no supe qué de todo eso podía escribir
Ojalá seas mi amiga unos 394 años más, ¿ok?
Querer me hace daño y, sin embargo, ¿no es todo esto lo que nos hace felices?
La hilaridad los seguía por donde quiera que andaban
Estoy más borracha de tristeza que de alcohol
¿A qué podríamos temerle entonces? Hacia donde tú decidas ir, te seguirá mi apoyo
Ninguna escritura viene de la nada
Toda esta invasión viene de mí misma (eso es lo peor). Me invado. No lo soporto
Mientras vivimos, mientras nadamos vacíos universos, día a día en esta pecera de escasez
Todo esto es un desmadre bien organizado
No pensaba escribirte, pero tengo una hoja enfrente
Quizá todo se fue al traste mucho antes de que empezara
Liliana se era tremendamente fiel a sí misma
¿Qué pasa? El mundo da vueltas, y yo sigo aquí, como si no pasara nada, estática. Inmóvil
Un amor que se sabe no correspondido pero que, aun así, o tal vez por eso, no termina
Todavía. Ahí estás, a pesar de todo… te encontré. Tú eres el conocimiento, tú eres, ¿eres?, el amor y la pasión y el deseo al conocimiento. Tú eres. Tú. Liliana.
Detesto sentir que quiero que alguien me conozca, eso siempre es riesgoso
¿Y por qué no gritar “no estás conmigo, no estás compartiendo ni angustias ni alegrías conmigo? ¿Por qué no estás conmigo?
¿Conoces a alguna persona que me haga desear tantas cosas?
Yo amo. No importa la cosa, el nombre, el tiempo, o el espacio.
Todo lo que destruyes, afirmaron, te hiere. Traza una cicatriz que no lava el olvido.
Cambiar de tema es un oficio que se aprende con el tiempo
Lo quería todo y lo amaba todo. Exigir lo imposible era su vocación
Nunca soportó ver el dolor de los demás sin hacer nada al respecto
Solo en libertad podemos conocer de qué estamos hechos
La libertad no es el problema. El problema son los hombres
No puedo decírmelo ni siquiera a mí
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