Hace mucho no terminaba un libro tan largo en tan poco tiempo, sólo hay una explicación: la pluma de Michelle me atrapó.
Para empezar, la forma en que llegó a mí es muy especial, fue un regalo de una persona que admiro mucho y siempre le estaré agradecida por todas las oportunidades e impulso que me ha dado.
Desde que Michelle anunció que lo publicaría sabía que lo tenía que tener, cuando vi que ya estaba disponible en México me emocioné y obviamente estaba en mi lista de próximos libros por comprar, ya se podrán imaginar mi felicidad cuando por fin lo tuve en mis manos.
Siempre había admirado a los Obama, ser la primera pareja no blanca en llegar a la “Casa Blanca” sin duda no fue nada fácil, sobre todo en un país con un historial sumamente racista, que incluso estuvo inmerso en guerras y constantes luchas por un odio irracional hacia las personas de color; los Obama, ya tienen su lugar en la historia, y no sólo de Estados Unidos, del mundo entero.
Primero que nada les quiero decir que este no es un libro sólo para las personas a quienes nos gusta la política, es para todos y todas, incluso si –NO TE GUSTA LA POLÍTICA- lo disfrutarás. Becoming es una historia inspiradora que va más allá de temas políticos, es la historia de una niña, de una adolescente, de una mujer, una primera dama, una hija, una hermana, una profesionista que te llenará de motivación y te hará darte cuenta que incluso, con todo en tu contra, puedes lograr lo que ni siquiera llegaste a imaginar: dejar un legado para tu país y para el mundo entero.
Es también, una historia de amor, Michelle nos cuenta de manera cercana y sincera, cada paso de su historia con Barack Obama, desde lo que sintió la primera vez que lo vio entrar a su despacho de una importante firma de abogados y abogadas en Chicago, cuando se dieron aquel primer beso que los unió para siempre, las duras jornadas que tenían que seguir como Presidente y Primera Dama de los Estados Unidos, los nervios de cada campaña, nos comparte que están haciendo ahora después de su mandato, relata su sentir con las críticas y dificultades que tuvieron que pasar y sobre todo, nos muestra una personalidad del ex Presidente que no se puede ver a través de las pantallas, ni de los discursos grandilocuentes, una versión humana.
Algo que me sorprendió fue leer que al principio Michelle ni siquiera estaba de acuerdo en que su esposo entrara a la política, no le gustaba, y nunca ha comprendido del todo “las grillas”, aquella constante disputa tan famosa en EUA de rojos vs azules, que sólo impide que lo que verdaderamente importa –las causas ciudadanas- avancen hasta buen puerto. Incluso, deja claro que no está en sus planes postularse para Presidenta.
Estoy de acuerdo con ella, aunque la política me apasiona, nunca he comprendido del todo cuál es el sentido de siempre estar en una constante disputa, la disputa por el poder, en lugar de trabajar en equipo, buscar consensos y aterrizar políticas públicas exitosas.
También es la historia de una familia, una familia de clase media del sur de Chicago, que apostó todo por la educación de su hijo y su hija, los motivó a estudiar en las mejores universidades del mundo y Michelle creció sabiendo que con mucho esfuerzo, dedicación y compromiso no sería imposible que una mujer afrodescendiente estudiara en una escuela de la Ivy League, y lo logró. Tiene títulos de Princeton y Harvard.
Hay una parte de la historia de Michelle, ya que era profesionista, que me enseñó la magia de -volver a empezar-. Michelle sentía que su trabajo en la enorme firma de abogados y abogadas ya no le apasionaba, y buscó algo más acorde a lo que su intuición y su corazón le decían: trabajo en el Ayuntamiento de Chicago y no le importó que el salario fuera mucho más bajo, simplemente era lo que ella sentía en ese momento. Que no nos de miedo volver a empezar, las veces que sea necesario, a veces, en ese nuevo paso encontramos lo que estamos destinados a ser y a hacer.
A partir de ese nuevo paso, de ser sincera con ella misma, inició toda una historia profesional exitosa para ella, conoció a personas que la acompañaron (y la siguen acompañando) durante todo su camino por las campañas y la Casa Blanca.
¿Saben qué es lo malo? ¡O más bien, lo bueno! Que ahora quiero visitar todos los lugares de Chicago que menciona en el libro, me emociona comer en donde Barack le dio el anillo, me emociona recorrer esas calles que transitaba en camión mientras pasaban miles de cosas por su cabeza y me emociona conocer el restaurante que visitaban todos los viernes para platicar como había estado su semana laboral.
Por supuesto, también quiero conocer la “Casa Blanca”, aunque ese deseo lo tenía desde mucho antes, sin duda, ahora está más vivo. Quiero ver de cerca aquel lugar en donde se suscitaron tantas y tantas historias que Michelle nos cuenta, ese lugar en el que ella dejó su granito de arena, y en el que cuidó tanto a sus hijas. Esa es otra parte que me encantó de ella, el cómo protegía a sus hijas. Michelle tenía muy claro que ellas, al ser dos niñas pequeñas no eligieron esa agitada vida y estar en el ojo público, por lo que no podía ser egoísta e insertarlas de lleno, les daba su espacio y libertad para tener una vida lo más normal posible, para que ellas escribieran su propia historia.
Es admirable la determinación de Michelle, es completamente una mujer de causas, nos explica la manera en cómo fue planeando de manera metódica y profesional sus acciones y programas como primera dama, no quería pasar desapercibida y tener un papel estático, si tenía un espacio así de grande, tenía muy claro que lo usaría para poner en la agenda pública los temas que a ella le preocupaban y le apasionaban, y vaya que lo logró:
Trabajó arduamente para bajar los índices de obesidad infantil, incluso logró que quienes servían los desayunos escolares bajaran notablemente las calorías e impulsó la actividad física en miles de niños y niñas.
Construyó un huerto en el jardín de la Casa Blanca.
Lanzó un programa para apoyar a las familias de los soldados del ejército de los EUA.
Una de sus principales causas es impulsar que las niñas tengan acceso a una educación de calidad, que nada ni nadie les impida desarrollar su máximo potencial, lanzó un programa de asesoría y acompañamiento para mujeres jóvenes.
Esta última causa, la sigue desarrollando hasta hoy en día, prueba de ello, es este libro inspirador que hoy tengo la oportunidad de tener en mis manos y con el cual Michelle está haciendo una gira por todo Estados Unidos y por el mundo, teniendo pláticas cercanas en Escuelas y Universidades. También sigue apoyando mediante su Asociación Civil a que más mujeres y niñas tengamos dos de las herramientas más poderosas, que nada ni nadie nos puede arrebatar: la educación y el conocimiento.
¡Gracias Michelle!
¡Y gracias a ustedes por leer!
Con amor, YZ.
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