Era un sábado por la mañana. Llegué a Gandhi después de mi cita mensual con la dermatóloga. Casi siempre tengo una lista enorme de recomendaciones y libros por leer, pero ese día, justo los dos que quería no estaban.
Siempre he creído que a veces hay que dejarnos llevar un poquito por el destino, que los libros te encuentran y si llegan a ti es porque tienen un mensaje importante que darte, ya sea para ayudarte a ti o para que seas la vía de transmisión para compartir ese mensaje con alguien más, o te darán las respuestas que necesitas justo en ese momento de tu vida. Así que di una vuelta por los estantes y de repente lo vi: “El Aleph” de Jorge Luis Borges, no sé cómo explicar el sentimiento, pero lo resumiré en “algo me latió” o “sentí una corazonada” y de inmediato supe que me llevaría ese.
No sabía por qué se me hacía tan conocido. Recordé que tenía una imagen en mi teléfono, de esas que encuentras en cuentas de citas y libros de Instagram que dice: “Libros indispensables”, y sí, dentro de ellos estaba “El Aleph”. No lo pensé más.
Es cortito, tiene 210 páginas. Mientras lo lees pasas por muchos estados. Primero pensé “qué bonito escribe Borges, sin duda su pluma es de poeta”, después avancé y llegué a decir bueeeeno ya es mucho, se pasa con sus fantasías, todo esto ni siquiera es posible. Pero luego te vuelve a envolver con su magia, con sus ganas de hacernos creer que todo es posible, que todo tiene una explicación y si hay alguien empeñado en encontrarla es él. Aunado a esto Borges utiliza muchísima bibliografía, lo cual te hace darte cuenta que todo tiene un sustento.
No les quiero spoilear, lo único que sí les quiero decir es que cuando termines el libro dirás: valió cada minuto invertido en él.
¿Qué me enseñó? Que siempre puedes llegar a la verdad. Que siempre puedes regresar al punto de partida para encontrar respuestas. Me enseñó a utilizar de manera más frecuente un recurso que está en nosotros y nosotras y a veces dejamos de lado: la introspección.
Me enseñó a honrar el infinito, los recuerdos, los símbolos, el tiempo, los hallazgos.
Me enseñó que siempre habrá un enigma por resolver. Y sobre todo me dejo dos preguntas que quiero compartir con ustedes:
¿Todos los sueños se pueden alcanzar?
La eternidad está entre todos nosotros, pero ¿realmente la podemos conquistar?
Gracias por leer. Gracias por reflexionar conmigo.
Con amor, Yuli Zuarth.
Les comparto mis frases favoritas del libro:
"Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quien es".
" Un destino no es mejor que otro, pero todo hombre debe acatar lo que lleva dentro"
"Somos las sombras de un sueño"
"Nadie no sintió alguna vez que el destino es fuerte y es torpe, que es inocente y es también inhumano".
"Quizá en mi cara estuviera escrita la magia, quizá yo mismo fuera el fin de mi busca".
"Años de soledad le habían enseñado que los días, en la memoria, tienden a ser iguales, pero que no hay un día, ni siquiera de cárcel o de hospital, que no traiga sorpresas".
los libros en ocasiones nos llaman, tienes razón a veces tenemos que ser portadores del mensaje que otras personas deben escuchar, ahora ando tratando de bajar este libro en pdf, aunque salen versiones de menos de 200 paginas y pues a seguir buscando, respondiendo tus preguntas, si todos los sueños se pueden alcanzar, puede ser, en el sentido de que tanto los queramos, aunque a veces los resultados no sean cuento de hadas, siempre habrá una dicha en el proceso de obtenerlos y por la otra pregunta, somos eternos en espiritu, el cuerpo fisico solo es un vehiculo terrenal con caducidad integrada, gracias por compatir tus reseñas, aunque tengan tiempo, me deleito leyendote, exitos y bendiciones eternas Yuli.